martes, 7 de mayo de 2013

Historia: Buenos días

Publicado por Onnanoko en 11:21





Amanecía, en una vivienda del "Cherry-tree" una hermosa silueta femenina buscaba apresuradamente su ropa interior. Frente a ella, en un sillón, observándola divertido, un hombre terminaba un cigarrillo. - ¿Te volveré a ver? - dijo la mujer. Aquel hombre simplemente sonrió. - Tengo prisa, si mis padres se enteran que dormí fuera de casa me matan.- Él hizo triscar su mandíbula, como le era costumbre, ufano. Daisuke era todo un personaje en el edificio... La mayoría de las noches se llevaba alguna fémina despampanante para que le acompañase en sus "divertidos juegos", como él lo llamaba. No le importaba la edad, podían ser jovencitas de instituto, universitarias o incluso bellas amas de casa, casadas, divorciadas, viudas... de todos modos a la mañana siguiente se irían y estaba convencido de que no las volvería a ver. Aquella mañana, para variar un poco, acompañó a la jovencita hasta la puerta. Al abrirla para despedirse le llegó un olor a bollos recién horneados. Él se quedó unos segundos degustando aquel maravilloso aroma, mientras la joven se estiró hasta quedarse de puntillas y besar los labios del chico. - Nos vemos - se despidió la chica, y bajó corriendo las escaleras. Antes que le diese tiempo a cerrar la puerta, se abrió la del ático B. - Hola vecina - sonrió él engreído - ¿te apetece el desayuno en mi cama? - ¿Porque no te ahogas en tus propias sábanas? - le respondió la chica. Ella cerró la puerta de su casa y bajó las escaleras ignorando los gestos insinuantes de su vecino. - ¿En serio te vas a ir dejándome triste y sin compañía? - le gritó desde la barandilla - ¡Búscate otro entretenimiento! - ella desapareció corriendo por la puerta del edificio, llegaba tarde. Daisuke suspiró, dejándose caer apoyado en el marco de la entrada. - Algún día caerás... - dijo entre dientes, y se metió en casa. Él era un chico peculiar, 21 años, asiático, alto, guapo... Vivía solo en un ático bastante amplio y no carecía de comodidades. Algunos vecinos se preguntaban qué clase de actividades realizaría que le permitiesen semejantes lujos e idas y venidas.

***


Apenas llevaba un mes viviendo en esa ciudad por lo que todavía se le hacía raro despertarse en otra habitación.  - Por suerte las pesadillas ya se han acabado - se decía a ella misma al levantarse de la cama. Hoy era su primer día de universidad y había madrugado, estaba nerviosa,  pues  a pesar de haber repasado el camino a la facultad desde su nuevo hogar cientos de veces  no estaba convencida del todo de poder llegar sin ningún problema.

Salió al pasillo del edificio, pasando la puerta del ático B, su nuevo hogar hasta terminar el curso. Ante sus ojos estaba el vecino, un asiático alto, de pelo rojo y a medio vestir, o mejor dicho, a medio desnudar.- Hola vecina - le sonrió - ¿te apetece el desayuno en mi cama?- ¿Porque no te ahogas en tus propias sábanas? - le respondió ella cerrando la puerta de su casa y bajó las escaleras ignorando los gestos insinuantes de él.Bajaba  corriendo las escaleras mientras aspiraba  el dulce  olor a bollos  horneándose, y oyó al chico gritarle desde arriba  - ¿En serio te vas a ir dejándome triste y sin compañía? -Caminó a paso apurado por la Avenida  Commonwealth. La avenida era larga, le esperaban 20 minutos caminando para llegar universidad,  pero era en línea recta así que no se perdería. Al llegar al edificio sacó un papel doblado del bolsillo de la cazadora y lo observó durante diez segundos y lo volvió a guardar. - Bien, ya estamos aquí - suspiró. Entro por las puertas caminó todo recto hasta información, allí le habló con la señora , que estaba detrás del mostrador. Cogió los panfletos que le dio y el plano de las aulas para no perderse.

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